Las
armas y utensilios que existen en este período en que el hombre fue
ante todo un cazador, son muy toscas. Además de tallar la piedra, el hombre aprendió a aprovechar los
huesos para hacer agujas, puntas de lanzas y arpones.
Los
artefactos humanos más antiguos que se conocen son las hachas
manuales de piedra encontradas en África, en el este de Asia y en
Europa. Datan, aproximadamente, del 250.000 a.C., y sirven para
definir el comienzo de la edad de piedra. Los primeros fabricantes
de herramientas fueron grupos nómadas de cazadores que usaban las
caras afiladas de la piedra para cortar su comida y fabricar ropa y
tiendas. Alrededor del 100.000 a.C., las cuevas de los ancestros
homínidos de los hombres modernos contenían hachas ovaladas,
rascadores, cuchillos y otros instrumentos de piedra que indicaban
que el hacha de mano original se había convertido en una herramienta
para fabricar otras herramientas.
El
más importante descubrimiento realizado por el hombre en el
Paleolítico fue el fuego; primero lo tomó de la naturaleza y luego
lo produjo por sí mismo. Alrededor de una hoguera se podía enfrentar
el frío, cocinar los alimentos y ahuyentar a los animales.
Golpeando piedras contra piritas para producir chispas es posible
encender fuego y liberarse de la necesidad de mantener los fuegos
obtenidos de fuentes naturales. Además de los beneficios obvios de
la luz y el calor, el fuego también se usó para cocer cacharros de
arcilla, fabricando recipientes resistentes que podían utilizarse
para cocinar cereales y para la infusión y la fermentación.
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